20 noviembre 2017

"Al Maestro... con cariño" (a)



“SEGUÍ… CREANDO”
(por: Erica Caribaux y Guadalupe Salinas, 4° Año)

Es importante saber que el arte tiene su base en la vida de quien lo crea.
Cada una de las obras del autor esconden historias, pensamientos, ideales y sensaciones que se plasman quizás con el fin de manifestarlas ante la sociedad, buscando la reflexión en el receptor, o bien, inconscientemente. En cualquiera de los casos encontramos que se expresa algo muy personal del autor: su historia.
Los lugares en los que estuvimos, las personas que conocimos, nos dejan marcas y nos enseñan de alguna forma a vivir. Ellos nos hicieron y nosotros también formamos parte de su historia.

El arte refleja todo esto, es el espejo de nuestras vivencias y de cómo influyen en nuestra forma de pensar, actuar e interpretar el mundo.
A partir de esto, podemos agregar que la infancia es uno de los momentos en los que aprendemos más. Vivimos nuestras primeras experiencias y podemos disfrutar del apoyo y la compañía de nuestros seres queridos.
Es la etapa de la vida en donde expectantes buscamos saber el porqué de lo que nos rodea, y no tenemos miedo a equivocarnos. Somos libres, únicos e irrepetibles, no nos avergüenzan nuestros gustos y sueños. Soñamos en grande, imaginamos, vivimos llenos de inspiración.
La infancia es reflejada en el arte todo el tiempo, quizás en un intento del artista de volver a esos años plagados de inocencia e ilusión. Y eso es justamente a lo que nos referimos cuando hablamos de Antonio Seguí.
Antoni Seguí nace el 11 de enero de 1934 en Córdoba, donde creció y aprendió todo lo que sabe hoy de arte gracias a su principal mentor, el pintor Ernesto Forina.
Con ayuda de su abuela paterna, quien lo apoyó en toda su carrera, emprendió su primer viaje a Europa donde estudió pintura y realizó su primer obra artística.

Luego, se dedicó a pintar y exponer sus obras, perfeccionando sus técnicas de grabado y dedicándose a la ilustración de libros y revistas. Actualmente reside en París.
“Bucólico serrano y otras texturas urbanas” es la muestra de este artista en donde se encuentran plasmadas su infancia y sus experiencias, inmortalizadas a partir de un recuerdo vívido de los mejores años en su provincia natal. Es muy interesante poder disfrutarlas e interpretarlas.
 El día 7 de noviembre los alumnos del colegio Juan Martín de Pueyrredón realizamos una visita al edificio de Casa Naranja, donde se llevan a cabo variadas actividades culturales, como exposiciones de arte argentino.
Esta vez, fue el turno de Antonio Seguí y “Bucólico Serrano…”. Fuimos elegidos diez alumnos de cuarto año y siete alumnos de segundo, acompañados por los profesores Analía Brunori y Rubén Formía.
Antes de partir, dos alumnos se encargaron de tomar fotografías del grupo. Luego, nos subimos a la camioneta que nos recogió a las 10:25 hs.
En el viaje de ida, todos estábamos un poco ansiosos y emocionados. Los alumnos nos contaron sus sensaciones antes de llegar:
“Sentía curiosidad sobre las obras que íbamos a conocer”. Juan Roldán.
“Yo me sentía emocionado ya que había averiguado sobre Antonio seguí y quería ver sus obras”, Matías Hortas.
“Lo primero que sentí al subir al colectivo fueron nervios e intriga. Tenía grandes expectativas para este proyecto”, Lisbeth Gómez.
Al llegar, volvimos a tomar fotos del lugar y de quienes participábamos en la actividad. Después, ingresamos al edificio para por fin satisfacer nuestra curiosidad.
“Cuando estábamos en Cultura Naranja sentía inquietud sobre qué nos iban a mostrar sobre Antonio Seguí”, nos comentó Tiziana Buendía.

La visita guiada comenzó por la introducción a la vida de Antonio Seguí, Guadalupe y Emiliano nos hablaron de la influencia que tuvo su infancia en sus posteriores trabajos, sus viajes y proyectos, su peculiar método de ilustración y también de la intención de tarjeta Naranja para con la sociedad.
Nos explicaron que, al tratarse de una empresa tan grande que creció gracias a nosotros “los consumidores”- intentan de alguna forma poder retribuir a la sociedad, realizando estas muestras de arte que podemos disfrutar gratuitamente.
Cuando bajamos a realizar el recorrido por sus obras, pudimos observar el gran trabajo realizado en esta exposición. Nos recibió una gigantografía inspirada en uno de sus cuadros: “Los Mogotes”.
Al ingresar al pasillo de exposición pudimos observar todas las obras que Seguí había logrado con la técnica de grabado y multiplicación. Cada una de ellas era única, independientemente de pertenecer a un grupo de 50 copias, ya que el artista se encargaba de darles un color y una estética diferente a cada obra, convirtiéndolas a todas en una obra original. Además, mantenían un tema en común: sus viajes de la infancia por el interior de Córdoba.
 Sus ilustraciones presentaban un estilo similar al de las viñetas. La forma de dibujo no era realista, sino que verlas era casi como admirar el dibujo de un niño: desordenado y descomplicado, no respetaba la perspectiva y la apariencia real de los objetos acumulados, lleno de detalles y mensajes inspiradores que se dejaban interpretar de muchas formas.
Surgieron en ese momento muchas hipótesis del significado de los detalles, ya que también tenían características que marcaban la época y la situación política en la que transcurrían estas historias.

Analizamos también las obras monocromáticas que se exhibían en el siguiente pasillo. Estas reflejaban una sociedad urbana en la que se podía apreciar la seriedad y la frialdad del trato entre personas ocupadas con responsabilidades y fatigadas por el estrés de la rutina. Una sociedad machista donde se representaba pocas veces a las mujeres en la calle y cuando se lo hacía, solo aparecían fragmentos de su cuerpo. Se notaba, una vez más, la concepción que Seguí tiene sobre la libertad que no podemos encontrar en la ciudad.
Terminado el recorrido, nos dirigimos al living, decorado con una línea histórica que cubría las paredes, relatando hechos destacables de la vida de Antonio Seguí. Ahí mismo, pudimos ver un video del artista trabajando y creando en su taller. También había tablets con juegos interactivos que proponían crear nuestros propios cuadros al estilo de Seguí, con animales, plantas y demás dibujos que debíamos colocar en el plano, armando un collage.
Luego de un rato, nos dirigimos a la entrada para recibir unos presentes de la empresa. Nos despedimos conversando con los expositores sobre el recorrido y agradeciendo su explicación.
Cuando terminamos, nos tomamos unas últimas fotos y subimos a la camioneta para volver a nuestro colegio.

Podemos decir que fue una grata experiencia, importante para reflexionar e insertarnos en el arte como expectadores, poder analizarlo, interpretarlo y valorarlo.
Esto es muy subjetivo, cada uno puede tener su propia versión, que también dependerá de los ideales que forjamos en base a lo que vivimos y aprendimos.
Entonces, es así que llegamos a la conclusión de la influencia de nuestras vivencias con respecto al arte, tanto en la posición de espectadores como en la de creadores.

Porque el arte no se descifra, se interpreta.
































PANTALLAZO ARTÍSTICO
(por: Ana Paula Lescano - Ignacio Seery, 4° Año)


Antonio Seguí es un gran artista caracterizado por sus obras, su forma humorística de pintar y retratar la vida en el ámbito rural y urbano.
Los cuadros urbanos no llevan nombre, a diferencia de los rurales, ya que en la ciudad, en el ámbito urbano, son todos similares. Todos los cuadros de la ciudad son monocromáticos, y las figuras se repiten una y otra vez al igual que sus diálogos. Por lo tanto, el que hablemos de uno u otro, ya sea el amarillo, verde, rosa o cualquier otro, sería exactamente lo mismo.
Lo que está a la vista son las frases que se enfocan en los problemas cotidianos que se presentan en la ciudad, como laborales, de tránsito, distinción entre las personas que venían desde lo rural a la ciudad (aunque se vistieran todos iguales, la diferencia se veían cuando mostraban actitudes y formas de hablar, que no se acostumbraba ver en lo urbano).

Otra cosa más a destacar es el claro machismo de la época, porque la mujer casi ni aparece, ya que en esa época la mujer permanecía en su casa haciendo labores para la misma.
En las ocasiones que aparecía la mujer en los cuadros, se la representaba como un objeto sexual, enfocándose en sus atributos físicos.

Esta serie de cuadros se realizó con la técnica de grabado. Antonio Seguí entregaba un dibujo a un "maestro grabador", el mismo tomaba una plancha de metal, luego ponía el dibujo de Antonio encima y con un cincel, marcaba los trazos. Una vez que ya estaba todo el dibujo marcado, ponía una especie de barniz arriba, y lo sumergía en un ácido.
Lo que el ácido hace es meterse por lo que ha marcado el maestro grabador, lo que lo hace más profundo. Cuando retira la plancha de metal, coloca la tinta y pone la hoja por encima. Con una prensa hace las copias (series) de ese dibujo en blanco y negro.

El trabajo de Seguí es pintar uno por uno a mano, para que le sume valor. Si esto no fuese así, y todo fuera en serie incluida la pintura, pierde un gran valor sentimental y también económico.







































 “Visita  Cultural”
(por: Lizbeth Gomez y Alexis Gribbell, 4° Año)

Lo que se observa en el cuadro es un paisaje con montañas, nubes, un cóndor, palmeras, edificios o casas, perros y personas vestidas informal y formalmente con saco, corbata y sombrero paseando por ese paisaje.

Antonio Seguí dibujó este paisaje dejándose llevar por todo lo que sintió y vivió en las vacaciones de su infancia con su abuelo y su padre. Y el dibujo fue un recuerdo de esa época: cómo lo vivió y cómo lo vio él cuando era un niño. Por ejemplo: “¿porqué cinco hombres tienen sombrero?”.

A esta pregunta nuestra guía Guadalupe nos comentó que  Antonio Seguí explicó una vez que era porque su abuelo y su padre siempre que salían, se ponían sombrero y se vestían así cada vez que salían de su casa.

Otra cosa que no entendíamos es por qué las otras personas se vestían informal y creemos que son turistas o gente que se vestía así nada más porque estaban acostumbrados a vestirse de esa manera. La verdad es que cuando vimos esta obra nos quedamos con mucha intriga y nos preguntamos muchas cosas…


Como: porqué el cóndor tiene cara humana, porqué arriba de dos hombres iguales había números, de dónde salía ese humo, porqué los edificios/casas eran todos iguales, porqué los animales andaban solos sin correa y tenían collar (como que le pertenecían a alguien), porqué había un auto en medio de la gente y porqué se veían las montañas muy de cerca, etc.

Como teníamos muchas dudas se lo preguntamos a la guía Guadalupe y ella nos dio detalles y así aprendimos más a observar su obra. "Antonio Seguí lo que trata de hacer es que todos los que vean sus obras saquen conclusiones o que creen su propia historia sobre lo que él vivió y pasó cuando era un niño; que se divirtieran con las distintas formas que dibujaba. Él no solo quería que pensaran y sacaran conclusiones, sino que se diviertan y que lo vean con humor”.
















“UN PAISAJE EN SU NIÑEZ”
(por: Matias Hortas y Juan Roldan, 4° Año)
       
Como nos explicó Guadalupe, Antonio Seguí hacía sus obras reflejando lo que veía en sus vacaciones, cuando era niño. En esta obra “El puente negro” vemos exactamente eso: un lugar que habría visitado en su niñez.
Según nuestro punto de vista, en el cuadro elegido se puede observar figuras conocidas como Juan Domingo Perón y Adolf Hitler que nos ubica en un tiempo. También la pintura muestra sus principales características como lo son el humor y la forma rara de dibujar a los personajes, ya sea con ojos saltones, extremidades grandes, personas desnudas y con sombreros.
Otros aspectos que rescatamos en este artista es la forma en que jugaba con las perspectivas: cómo usaba las frases graciosas y su forma de hacer pensar a toda aquella persona que observe sus cuadros.
A esta obra la elegimos por lo que expresamos anteriormente: muestra todas sus características en este maravilloso cuadro, además quedamos verdaderamente asombrados con esta belleza.
Con respecto a la visita en general estuvo muy buena y aprendimos muchas cosas nuevas, por ejemplo: las  formas de ver el arte y principalmente sobre la vida de Antonio Seguí.

Agradecemos a “Cultura Naranja” por esta visita y principalmente al profesor Rubén Formía y a la Profesora Analía Brunori por darnos la oportunidad de ir, observar, aprender y compartir.

            fotografías: Tisiana Buendía y Juan Zárate4° Año






















































































































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