28 noviembre 2019

"Promo 2019" (7)


NO ES  EL FIN, ES EL PRINCIPIO
Mi recorrido por la escuela comenzó cuando tenía 13 años, en ese entonces no tenía ni la más mínima idea de como era un secundario, de su especialización y como se manejaba la institución. Mi mamá se encargó de anotarme solo porque le habían comentado que era buen colegio y además me quedaba cerca de casa (vivo a 15 cuadras).
En el año 2014 ingresé con miedo y digamos con vergüenza porque no conocía a nadie y era algo nuevo por conocer. Pero a medida que iba pasando los meses me adapté perfectamente e inclusive nunca tuve problemas con mis compañeros o con algún profesor. También ya  tenía mi grupo de amigos y con quien hacer trabajo en equipo.
Recuerdo que nunca me gustaba faltar al colegio, para mí un día sin escuela era como un día perdido. Es como algunos dicen… el colegio es la segunda casa de todos prácticamente ya que pasamos la mayor parte del día ahí y era necesario sentirse bien,  llevarse bien con tus compañeros y profesores.

Cuando llegué a 3r año, empecé a tomar conciencia de que sí quería quedarme y terminarlo ahí; también me gustaba su especialización “Comunicación”. Me acuerdo perfectamente que en 4to año con el  profe Rubén Formía (profesor de comunicación) realizamos una visita escolar  a “La Voz del Interior” . Después en 5to  año (por un trabajo que también nos hizo hacer el profesor) visitamos una radio e hicimos radio en el colegio, claro que con dificultad porque faltaban elementos pero aun así no paramos.
Entonces yo ya estaba fascinada porque me gustaba comunicación y no se me hacía fácil. Aparte de la Especialización y de las materias del colegio que me iban re bien; también me sentía bien con el colegio, levantarme a las mañanas y venir no era un problema mío, ya pertenecía a mi zona de comfort.
Algo que recalco de mí es que nunca el/la preceptora/e renegó por mi vestimenta o por mis faltas, me gustaba cumplir y ser responsable con mis deberes.
Mi primera impresión del cole fue su espacio, aun no me acostumbraba porque en mi anterior colegio de la primaria era mucho más grande que este, y ya en 3ro año éramos muchísimos alumnos en una aula pequeña y los ventiladores de algunos cursos no funcionaban pero, bueno, no me dejé llevar por la estructura del colegio sino, en el personal de cómo estaba compuesto el cole.
La directora Graciela Ibañez es muy buena y recta  para llevar el colegio adelante y eso es lo que necesita todas las escuelas, los preceptores como una vez dijo la diré, son la cara de los alumnos, por lo que siempre nos defendieron y apoyaron (siempre y cuando con justa razón).
Por último, los profesores que aunque a veces tenían un día distinto a nosotros nos bancaban y eso hay que resaltar de ellos, además de su enseñanza. Para destacar, es muy lindo el nivel del colegio, y sí lo recomendaría a quien me preguntara por el.

Quién diría que ya estoy en 6 año y este colegio a marcado mi adolescencia prácticamente , momentos no tan lindos como cuando llegaba tarde, cuando algún  que otro compañero no compartíamos mismos pensamientos y chocábamos, cuando el profesor  estaba de mal humor o nosotros mismos no nos aguantamos,  también cuando nos parecía injusta la nota de los profesores,  cuando era un día caluroso y el ventilador no funcionaba , entre otras cosas. Así como también momentos lindos ,  cuando recibía a fin de año el diploma por mejor promedio; en 4to año y 5to año pertenecí al Centro de Estudiantes (donde hicimos varias jornadas y salidas compartiendo junto ciclo básico y ciclo orientado); este año pertenecí al Concejo de Convivencia Escolar; y  lo mejor fue cuando me nombraron portadora de la bandera de Argentina , un orgullo enorme para mi poder portarla en nombre del colegio. Me encantaba salir en cada acto y cantar nuestro Himno Nacional Argentino. Estoy segura que voy a extrañar, todas las mañanas levantarme y entrar puntual, que la Diré o el Vice nos salude y que  empiece la mañana normal como siempre. Finaliza una etapa tan linda de mi vida; cierra un siglo que duró seis años de mucho esfuerzo, y voluntad.
Ahora -ya que estoy a un mes de egresar- solo queda dar las gracias a todas las personas que me ayudaron para poder terminarlo correctamente: a Graciela (Directora) por estar cuando la necesité, ayudarme y por cómo fue conmigo; a los preceptores (Elda y David)  por estar al tanto y cada año conmigo… Pero no dejemos atrás a los profes! Gracias por la enseñanza, conocimientos y aprendizajes de lo que yo hoy sé! Y por sobre todo gracias a mi familia!
He pasado todos mis años en este secundario del que guardo y guardaré muy buenos recuerdos de mis compañeros, y de todos los profesores!!. Sin duda alguna, me voy conforme y agradecida de este querido IPEM N° 153 Juan Martín De Pueyrredón!!

                                                                    Lucía Belén Lorenzetti

              Un Camino Que Va Llegando A Su Fin
Todavía recuerdo el día en que por primera vez asistí a este colegio, fue en primero, hace ya 6 años. Al principio no conocía a nadie más que dos compañeros que tuve en la primaria, pero pasaban los días e iba haciendo nuevas amistades.
La verdad que fue uno de los mejores años que pude pasar en la institución. Todavía era un niño y disfruté muchísimo los compañeros/amigos que hice en ese año, como lo eran: Matías Amaranto un gran amigo que gracias a Dios puedo seguir viendo y disfrutando con él en 6° Año; Maxi Infante, un ex compañero que nos acompañó hasta 3° año y lamentablemente se quedó en el camino; Julián Coffa que también ocurrió lo mismo y otros muchos compañeros que por suerte al día de hoy puedo compartir con ellos.
En esos días éramos muy alborotados y unidos; redactando este texto se me vienen muchísimos recuerdos hermosos vividos, como el “¿Profe: había tarea?”, las competencias de fútbol entre los distintos cursos, bromas, risas y muy buenos momentos de ese año.
Yendo un poco más adelante, en 3° Año, cuando los dos cursos de 2° se juntaban; la verdad que no me gustaba esa idea de que se junten los cursos porque sabía que iban a quedar chicxs que iban a tener que tomar otro camino, que era ir a la tarde o cambiarse de institución; además de que no tenía ganas de hacer nuevos compañeros pero fui cambiando de opinión a medida que transcurría el año.
Como en cualquier etapa en esta también podemos encontrar lindos recuerdos, como la mini despedida a nuestra directora, la cual iba ser operada y por eso con todo el curso decidimos juntar dinero y una compañera preparó una torta para festejar con ella sus últimos días hasta que vuelva a su cargo.

También hubo miles de macanas de las que nos salvaba David y Eldita, los mejores preceptores que tuve, en especial Elda: con ella compartí muchísimas cosas, fue una persona que me ayudó muchísimo en lo personal, emocional y un montón de cosas; siempre tuvo un consejo para darme, esos buenos días que te alegraban las mañanas y las perseguidas por todo el colegio para que me ponga el uniforme correspondiente…
En 4° y 5° fueron años que me tocó compartir curso con mi hermano, al comienzo no me gustaba la idea, me sentía incómodo de alguna manera pero luego me fui acostumbrando y hasta disfrutándolo. Cada mañana caminando con él hasta la parada del colectivo, el tiempo compartido en el curso y las salidas que la mayoría de las veces nos perdíamos por algún lado con otro amigo llamado Alexis Dellavedova...
La verdad, esos dos años los puedo considerar como los mejores a pesar de que hubieron muchísimos  problemas de por medio, tanto en lo escolar como familiar. En 5°, ya al final me dolió muchísimo que mi hermano no pudiera continuar siendo promo conmigo y el resto del curso… y pensé: “Qué loco” porque en 4° Año no quería tenerlo como compañero de curso y cuando ya no iba a estar más no quería que eso sucediera...
A pesar de eso, se puede decir que fueron unos muy buenos años que pude compartirlo con la persona que más quiero y se veía un curso demasiado unido en espera y con ansias de ser la gran promo 19.
Por último y para terminar, “el gran esperado 6° Año”: la verdad un año que siento que se echó a perder por diferentes razones, siento que se podría haber disfrutado muchísimo más porque con la energía que se sentía en 5° pareciera que íbamos a ser una promo muy buena. Pero se echó a perder con las diferencias entre los chicxs del curso.
A pesar de eso, me llevo muy lindos recuerdos del Juan Martín de Pueyrredón, un lugar en el que crecí muchísimo, donde viví experiencias inolvidables a lo largo de los años, muchas sonrisas y llantos entre amigxs y lo mejor: poder mirar con la cabeza alta porque a pesar de todas las dificultades que tuve en mi vida, no fui por otro camino y elegí este sendero.
 Alumno: Ignacio Seery.

Sexto año fue una aventura, en todo sentido…
Empecé el año con ciertas expectativas que, durante el tránsito, algunas se cumplieron y muchas otras, no. Un año difícil para mí ya que se me sumaron problemas personales que me terminaron afectando académicamente, y en ese punto es en donde no puedo reclamar nada por parte de la institución ya que comprendió mi situación y me brindo apoyo. Mis amigas que incondicionalmente siempre estuvieron cada vez que pudieron, me las llevo de recuerdo hasta el último día de mi vida y por supuesto que serán parte de mi otra gran aventura: la vida adulta.
Haciendo un breve resumen, sexto año fue como cualquier otro, la única excepción de este año, es que el próximo, no voy a volver a pisar la institución como alumna, sino como egresada. Estoy emocionada, pero más que todo estoy llena de incertidumbre.
¿Entonces por qué digo que sexto fue como cualquier otro si primero dije que fue una aventura? Todo se resume en que todo mi paso por la secundaria lo fue, emociones encontradas y quizás esperadas de una adolescente, materias a coloquio, a febrero, previas, materias aprobadas, profesores insoportables, profesores que son una masa, compañeros que dejan, compañeros que se quedan, compañeros que siguen, peleas con el A y el B, Turno mañana y Turno tarde, profesores contra alumnos, alumnos contra profesores.

Son todas cuestiones que suceden siempre pero que a cada persona le cambia para siempre, a mí la mayoría de ellas me hicieron madurar y aprender a mirar más la visión de la otra persona, el ser más empática y aún más solidaria. Asimismo hubo ciertos momentos en que sentí incomprensión por parte de profesores (todavía más en sexto), no lo siento como algo personal, lo veo como un sentimiento colectivo.
Recordando un poco más, antes no iba a hablar con otros grupos del curso, sociabilizar con los demás, porque no teníamos cosas en común (según yo). Este año, hablé con cada uno de mis compañeros, los conocí un poco más y me sorprendió como se puede coincidir y cómo los estereotipos pueden alejar.
Me voy, aprendiendo y conociendo más de los valores que de las mismas materias. Sí, tuve muchas decepciones este año, pero intento dar vuelta la historia y usarlo a mi favor, para aprender y crecer.
Me dieron oportunidades y herramientas que otro colegio no creo que me podría haber dado para afrontar mi vida después del secundario, siempre voy a estar eternamente agradecida, con el Programa Enlazar, con la directora y profesores por hacerme dar ese paso que quizás la Ana del pasado no se animaba.
Una de las cosas más importantes que siempre voy a recordar, es como un profesor me cambió la perspectiva con respecto a ciertas materias. Hoy, estoy convencida de qué voy a estudiar gracias a eso, y en un futuro espero seguir estudiando y ejercer la profesión de comunicadora.
No quiero destacar momentos negativos de mi paso por la secundaria, o mi experiencia siendo promoción porque -como dije en unas líneas antes- una de las cosas que más aprendí es transformar los malos momentos en aprendizajes, los uso para crecer como estudiante pero más que todo, como persona.
Por último, quiero decir que ya estoy lista para egresar, gracias al 153, gracias a mis compañeros, y gracias a mí.
Alumna: Ana Paula Lescano.

Un viaje para recordar
Hola, soy una estudiante del IPEM 153 Juan Martín de Pueyrredón y hoy les voy a contar un poco de cómo fueron estos seis años de colegio. Esta etapa llamada secundaria ha tenido de todo: momentos de risas, alegrías, tristezas, añoranzas, enfados e impotencia. Pero no debemos clasificar estos sentimientos en buenos o malos, positivos o negativos, ya que -a pesar de que algunos nos hagan sufrir- nos enseñan.
A lo largo de todo este tiempo he ido conociendo profesores que siempre estuvieron ahí motivando a mis compañeros y a mi a que podemos con todo lo que nos propongamos y que no por una o dos piedras en el camino tenemos que bajar los brazos.

Eso es algo que nos vamos a llevar todos, no niego que hubo discusiones y enojos con uno que otro por notas o temas en los que no estábamos de acuerdo pero puedo decir que todo lo que fui aprendiendo con ellos me va a servir bastante en la vida. Al igual que fui conociendo y dejando personas en el camino que son mi compañeros, cada uno de ellos dejó una marca en mi vida: ya sea para bien o para mal, me enseñaron muchísimo.

Llega un momento de la vida cuando te das cuenta que todo ha cambiado, aunque, en realidad, la que ha cambiado soy yo. Ya no soy la misma, soy completamente diferente. Me gusta otro tipo de cosas, me he vuelto más sociable, soy capaz de solucionar los problemas yo sola, y me doy cuenta de la verdadera definición de la palabra amigo, veo a mis compañeros que considero a algunos/as  hermanos/as y se me hace raro que ya estemos por terminar, que nos quede solo un mes y que ya no va a haber más un "Hasta mañana" y de solo pensarlo me agarra una nostalgia inexplicable.
Pero sé que me quedan mil experiencias más por vivir, y mil personas más por conocer. Toda una aventura que me hace dar cuenta de todo lo que he cambiado, de cómo mi vida “se ha transformado” en menos de seis años. Podría hasta decirse que soy una persona completamente distinta y que tengo muchas más herramientas para disfrutar de mi vida.
Nos vamos para ya no volver pero nos llevamos recuerdos que son para siempre.
Autora: Sol Jaime






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